Es el legado de dos generaciones que han vivido y respirado ciclismo con pasión y dedicación. Fundado en los años 40 por José Vicent Serrano “Vicent”, quien tras dejar su puesto como cobrador en Autobuses AUVACA, decidió seguir su sueño:
Crear un lugar donde los ciclistas pudieran confiar la puesta en marcha y las reparaciones de sus bicicletas
John Doe
Vicent, un ciclista entusiasta, llegó a participar en la Vuelta Ciclista de Levante con destacadas posiciones. Su taller comenzó en un pequeño cuarto de 12 m2 en Catarroja, donde trabajaba con esmero, poniendo a punto bicicletas para él y la comunidad. Pintaba, soldaba y reparaba bicicletas con sus componentes originales, todo con muchísima calidad y mimo, poniendo atención en cada detalle.
El sueño fue creciendo y, en los años 50, su hijo Jose Vicent Ramón “Pepito” que por aquel entonces tenía 13 años, comenzó su aprendizaje como mecánico de bicicletas en el taller de su padre. Juntos, trabajaron con las manos, el corazón y una amabilidad que hizo que su taller se convirtiera en un referente en la zona.
Por ese entonces Pepito, se ganó el cariñoso mote de «Pepito Polseguera» durante sus años de competición ciclista. ¿Por qué? Porque en las carreras, Pepito siempre quedaba en los últimos puestos, recogiendo el polvo del camino, pero mientras disfrutaba cada pedalada. Ese mote, se convirtió en símbolo de su espíritu incansable y de su amor por el ciclismo y aún a día de hoy sus amigos lo utilizan con cariño.
A lo largo de los años, el taller siguió su evolución: en los 60 se mudaron al actual taller en Avd. Rambleta Nº45, en el centro de Catarroja, donde la pasión por las bicicletas y la honestidad siguieron siendo el motor de su negocio. En los 80, el taller alcanzó su máximo esplendor, siendo un punto de referencia para los ciclistas de toda la comarca, incluso para los que venían desde Valencia. En los 90 siguieron la senda de las mountain bikes. Y después, aunque las bicicletas se volvieron más sofisticadas y los tiempos cambiaron, Pepito nunca dejó de ofrecer su servicio de mecánica, manteniendo viva la esencia del taller.
Hoy, con 82 años, Pepito sigue reparando bicicletas con la misma energía y dedicación de siempre…
Sigue contestando al teléfono con su característico «Fausto Coppi al aparato».
Y saliendo a hacer rutas ciclistas los fines de semana acompañado de amigos y familiares… y sin motor eléctrico, ¡¡a pulmón!!
Pero esta Dana ha arrasado con su taller… La fuerza de la naturaleza se ha llevado por delante no solo su lugar de trabajo, sino también parte de su historia: piezas históricas, muebles antiguos, recuerdos, y sobre todo, su fuente de vida y alegría.
El taller está destrozado. Gran parte de su material, componentes y bicicletas se ha perdido.
A pesar de la ayuda de la familia y los voluntarios, el local necesita una restauración.
Hay que hacer mucho para volver: pintar, restaurar muebles, un baño nuevo, una persiana de entrada y, por supuesto, volver a abastecer el taller con las piezas y recambios necesarios para que Pepito siga adelante.
Cada donación que recibimos es un paso más para devolverle la vida a este taller, un lugar que es mucho más que un negocio: es parte de la historia de la comunidad, de las generaciones que han pasado por allí y de todos aquellos que han confiado en su trabajo.
Queremos ser completamente transparentes contigo: te contaremos cómo y en qué se utilizarán las donaciones. Cada gesto, cada aportación, hará una gran diferencia para que Pepito pueda continuar con su legado, con la ilusión renovada tras el desastre.
Por favor, ayúdanos a devolverle la esperanza y a poner de nuevo en pie este rincón tan especial.
Gracias de corazón por tu generosidad. Cada aporte cuenta.
Restauración de bancos y muebles de madera.
Ayuda con la reforma del espacio del taller y venta de accesorios.
Herramientas, recambios y repuestos para las bicicletas.
Estos son los números que hemos conseguido hasta ahora, ¡ayúdanos a subirlos para conseguir poner en pie este rincón tan especial!
Gracias por estar aquí, por ayudar a que el legado de Ciclos Vicent siga rodando. Cada contribución es una pieza más para reconstruir lo que se ha perdido, una pedalada hacia la re-ilusión, hacia un futuro lleno de nuevos recuerdos.
Tu apoyo no solo nos ayuda a reconstruir lo que la Dana se llevó, sino que también devuelve la ilusión y el alma a un taller que ha sido testigo de décadas de historia, esfuerzo y dedicación. Cada contribución, grande o pequeña, tiene un impacto profundo en este proyecto, y queremos que sepas que tu gesto no pasa desapercibido.
Gracias a ti, estamos un paso más cerca de devolverle la vida a este rincón tan querido para la comunidad ciclista. Estamos seguros de que muy pronto Pepito podrá seguir ofreciendo su trabajo, compartiendo su pasión y, sobre todo, dejando huella en aquellos que confían en él.
Juntos, con el esfuerzo de todos, este taller volverá a ser el lugar que siempre fue: un hogar para las bicicletas y para todos los que creen en la honestidad y la dedicación en cada pedalada.
Detrás de cada ayuda, de cada donación, de cada gesto, hay una historia, un alma que se ha sumado con cariño y respeto por el legado de Ciclos Vicent y por la valentía y tesón al no rendirse de Pepito.
Estas manos generosas, que nos están ayudando a restaurar el taller, tienen nombre y apellidos, y queremos agradecer a todas las personas y empresas que están haciendo posible que este sueño siga adelante:
Gracias infinitas de corazón, nos llena el alma ver cómo os estáis volcando con nosotros.
Seguimos pedaleando y gracias a todas estas personas maravillosas, el sendero nos lleva hacia un camino lleno de luz, emoción y esperanza.